Palpito por el corazón de un malagueño.
Respiro el "aire" de la gran ciudad y puedo saborear el océano contrario.
Visto un gorro rojo, contra el frío irlandés y siento la humedad de la selva.
Todo eso al mismo tiempo, y sin cenizas ni tumbas.
Para que digan que no hay vida después de la muerte.
Comentarios
No hay ningún comentario
Añadir un Comentario: